“Inexplicable angustia, hondo dolor del alma, recuerdo que no muere, deseo que no acaba”
Rosalía De Castro
En otras ocasiones hemos hablado de cómo entender los celos, la depresión postparto o sobre la identidad, el día de hoy hablaremos acerca de lo que es la angustia otro termino que se ha filtrado a nuestro vocabulario cotidiano, sin entender su connotación, pues no es raro escuchar o incluso decir “estoy muy angustiado por los examen” o “me angustia mi situación laboral”, todos nos angustiamos.
Para iniciar es necesario definir las principales condiciones de la angustia: la primera es que es un afecto y la segunda es que es displacentero, pues causa un terrible dolor psíquico y tercero es que siempre está acompañada de alteraciones fisiológicas como pueden ser elevación del ritmo cardíaco, temblores, sudoración excesiva, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire.
- Angustia Realista: Es una reacción frente a un peligro externo y conocido, y que además resulta congruente o adecuada al peligro de la situación, es un peligro existente, no imaginario. Ahora bien, frente a dicho peligro real surge en primer lugar la angustia, y en segundo lugar una reacción motriz destinada a neutralizar el peligro como fuente de angustia. Esta reacción motriz puede llevarse a cabo de cuatro maneras diferentes el ataque, la huida, la defensa y la parálisis.
- Angustia Neurótica: Aparece frente a un peligro interno y desconocido, es decir, el sujeto no es consciente, siente angustia y no sabe por qué, ya que no puede encontrar ninguna razón 'lógica' o proporcionada a su estado, generando un terrible dolor psíquico dado que la angustia se parece al miedo, pero aparentemente no tiene objeto, no se ajusta a ningún fin. no sirve para nada, es como un miedo a nada y que puede durar mucho tiempo. A este tipo de angustia sólo se tienen dos alternativas de respuesta o se ataca o se huye.
Es necesario aclarar que la angustia no es una enfermedad, pues, como lo vimos en el primer tipo de angustia nos protege de peligros inminentes y reales, se vuelve problemática cuando se sobrepasa esta función y se manifiesta en el segundo tipo.
Como lo mencionamos anteriormente la angustia viene acompañada de alteraciones en el cuerpo como cambios en el ritmo cardíaco, temblores, sudoración, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire, los cuales se pueden combatir fácilmente con técnicas accesibles como yoga, meditación, taichi, ejercicios de respiración.
¿Pero qué pasa con el dolor psíquico, esa angustia que no podemos entender, que no sabemos de donde viene o por qué la padecemos? Porque si no se tramita adecuadamente la angustia interior, que no sabemos de dónde procede, hacemos un intento de ponerla fuera. Así, sustituimos la angustia por un elemento exterior, por ejemplo en el caso de la fobia. Antes sentía angustia, ahora se siente miedo a los centro comerciales, por ejemplo, entonces evitare los centros comerciales, que considero la fuente de mi angustia.
La angustia es una señal, una brújula para la vida psíquica. Una invitación a la reflexión, más bien a emprender el camino del conocimiento de uno mismo y el reconociendo; para transformar en palabras y empezar a ponerle nombre a todas esas angustias que no entendemos, que son desconocidas pero allí están y habitan nuestro inconsciente.
Como lo mencionamos anteriormente la angustia viene acompañada de alteraciones en el cuerpo como cambios en el ritmo cardíaco, temblores, sudoración, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire, los cuales se pueden combatir fácilmente con técnicas accesibles como yoga, meditación, taichi, ejercicios de respiración.
¿Pero qué pasa con el dolor psíquico, esa angustia que no podemos entender, que no sabemos de donde viene o por qué la padecemos? Porque si no se tramita adecuadamente la angustia interior, que no sabemos de dónde procede, hacemos un intento de ponerla fuera. Así, sustituimos la angustia por un elemento exterior, por ejemplo en el caso de la fobia. Antes sentía angustia, ahora se siente miedo a los centro comerciales, por ejemplo, entonces evitare los centros comerciales, que considero la fuente de mi angustia.
La angustia es una señal, una brújula para la vida psíquica. Una invitación a la reflexión, más bien a emprender el camino del conocimiento de uno mismo y el reconociendo; para transformar en palabras y empezar a ponerle nombre a todas esas angustias que no entendemos, que son desconocidas pero allí están y habitan nuestro inconsciente.
Para cualquier duda o asesoría escribe a karen.mustri@gmail.com
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