"La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la raíz de todas las neurosis"
Sigmun Freud
Qué te imaginas cuando escuchas la palabra neurosis?...
Que imágenes ocupan tu mente al momento de escuchar el termino psicopatía?...
Y que ocurre, en el momento en que ambos términos hacen acto de presencia?...quizá imagines un color blanco y otro negro, o un sabor salado y otro amargo, o una depresión y una manía, es decir, paradojas, es así como trataremos el tema de hoy una personalidad neurótica vs una personalidad psicopática, al mismo tiempo que esclareceremos la relación clínica existente a modo de que se logre observar la utilidad como fin ultimo
Como actualmente sabemos las psicopatías no han sido reconocidas de manera explícita en ningún manual de diagnóstico clínico, y ocasionalmente nos confunden por mencionarnos que se trata de un “trastorno antisocial de la personalidad”, no obstante podemos determinar que el TAP solo es el antecedente para la constitución de una posible psicopatía
Desde el campo psicopatológico Lacan organiza tres categorías: neurosis, psicosis y perversiones, donde la psicopatía podría aproximarse más a esta última
Derivado del hecho de que el término perversión, tanto en la psiquiatría como en el psicoanálisis, se refiere muchas veces de manera específica a patologías de la sexualidad, ya sea en el orden fálico -fetichismo, trasvestismo- o en el del objeto -exhibicionismo, sadismo-. No obstante Jacques Lacan desplaza el concepto de perversión y lo lleva más allá de una recta a la perturbación de la conducta sexual (psicoanálisis freudiano), entonces, podemos acceder a una teoría generalizada de la estructura perversa (desde Lacan) y, encontrar allí las categorías, los mecanismos y las posiciones subjetivas que nos permiten entender, ordenar y explicar las conductas psicopáticas. (Jacques Lacan. "Perversión como estructura clínica”. Berggasse 19 Editores; 2004)
Después de un necesario antecedente clínico, entramos de lleno a la relación y contraste entre las neurosis (especialmente obsesiva) y las psicopatías enfatizando en dimensiones sobresalientes…comenzamos
1. Aplicando la dimensión de la culpabilidad presente, observamos: la ausencia de culpabilidad en el psicópata, indicador opuesto en el neurótico obsesivo por la rígida conciencia moral, lo que Freud llamaba el severo y cruel superyó primitivo que acosa al neurótico con los autorreproches y los remordimientos ante sus transgresiones fantasmáticas, es decir, las que el neurótico cree que son transgresiones. El psicópata, por lo contrario, sólo puede ser calificado como transgresor desde el punto de vista de un observador externo. Desde su propia posición subjetiva no es ni se siente transgresor, hay una ausencia de culpabilidad que desdibuja los contornos y las barreras entre lo prohibido y lo permitido en el lazo social, se guía por sus propios códigos. Es decir, mientras que la transgresión es propia e interna en el neurótico (cumplimiento-incumplimiento de sus propias reglas), en el psicópata solo puede ser vista por la sociedad porque para el sujeto con rasgos psicopáticos no hay transgresión alguna (no se viola ninguna regla propia por ello no existe transgresión para el psicópata)
En ambas estructuras se observa culpa de tipo persecutoria (no sana), es decir, el sujeto a pesar de que es consciente de sus acciones no las modifica, lo que conduce a repetir conductas. Es a partir de esto que podemos comenzar a discernir la verdadera personalidad del sujeto que tenemos enfrente
2. Tanto el psicópata como el neurótico se consideran una patología de la responsabilidad. En uno por defecto (psicopatía), en el otro por exceso (néurosis) y por deformación, en ambos casos hay un déficit en la responsabilidad. Bien sabemos que los extremos siempre son malos, inclinarse a uno u otro trae consecuencias fatales, tanto para unos mismo (neurosis) como para la sociedad (psicopatía)
3. Contraste entre el goce y el deseo. Mientras que en el neurótico es atendido el deseo dejando de lado la satisfacción pulsional (continua postergación) mediante la represión (mecanismo de defensa que consiste en acumular tenciones un aprisionamiento de recuerdos, ideas, cuya exteriorización a través de la conciencia está impedida por las barreras psíquicas de la censura) ; en “el psicópata por el contrario prevalece el goce y el deseo es la voluntad, la satisfacción pulsional se genera a través de vías más directas y decisivas (impulsividad)” (J. Lacan. “El deseo y su Interpretacion”. Paidos. 2014). Ello no quiere decir que la satisfacción pulsional no se dé en la néurosis, sino que se produce por vías indirectas es decir satisfaciendo el síntoma (obsesiones-compulsiones) se vuelve más acentuada y desata sufrimiento. Un psicópata siempre gozara sus actos (satisfacción), un neurótico saciara o mejor dicho apaciguara sus deseos (demandas) pero postergara el efecto placentero
4. Se destaca también un contraste sobre el eje de la demanda: la modalidad neurótica conduce al sujeto a ubicarse en dependencia de la demanda del Otro. Al neurótico le gusta hacerse demandar y usa sus recursos para que el otro le pida, le ruegue, le sugiera, le ordene..., todas diferentes formas de la demanda con las que espera sobre todo obtener el reconocimiento del Otro. El psicópata, por el contrario, demanda, impone formas sutiles de exigencia, incita al otro a la acción, eh ahí que se habla de una capacidad grandiosa de manipulación y teatralidad (J. Lacan. “La Relación de Objeto”. Paidos. 1995). La demanda generalmente suele ser en mayor medida en ambos casos, conforme el tiempo transcurre, ya que la psicopatología suele tornarse más critica
6. La angustia: en “las neurosis encontramos de una manera privilegiada el despliegue de las diversas formas de angustia; en contraste con su casi ausencia o bajo nivel en el psicópata que sólo se angustia en sus momentos de crisis, es decir, en que fracasan sus mecanismos psicopáticos” (Jacques Lacan. "La Angustia”. Editorial Paidos Iberica; 2006). Momentos breves, por lo general, transición hacia la recuperación de su equilibrio psicopático. Sobre todo el neurótico, se angustia ante el deseo del Otro. Lacan llega a definirla como la percepción misma, en el sujeto, del deseo del Otro. Y esto es así porque, ante ese deseo, el neurótico se niega a servir de instrumento del goce del otro, su posición es de rechazo a ponerse al servicio del goce del otro. El psicópata, él, no se angustia pero no le ahorra esa experiencia a su partener. Por el contrario, es muy activo para enfrentar y sumir al otro en la experiencia de la angustia. Actividad del psicópata que apunta a un objetivo bien preciso: el intento de impelir a su pareja a acceder al goce, de llevarla más allá de las barreras de la inhibición y la represión. No al goce buscado y reconocido por el neurótico, sino al goce prohibido de la satisfacción de sus pulsiones reprimidas.
Para integrar una idea, siempre nos dirigimos a buscar diferencias y relación de lo que estamos tratando, como ocurre en este caso, lo que nos lleva a elaborar un sólido conocimiento y convertirnos en especialistas en el tema; lo que resulta placentero…APUESTO A QUE TE ENCUENTRAS ASI, JUSTO EN ESTE MOMENTO
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