“Todo fluye,
todo cambia,
todo nace y muere,
nada permanece,
todo se diluye;
lo que tiene
principio tiene fin,
lo nacido muere,
y lo compuesto se descompone”
Siddharta Gautama Buda
Antes de iniciar con el tema es
importante aclarar ¿Qué es la resiliencia?, es un concepto que aunque en la
actualidad se maneja, no todos conocen a profundidad a que nos referimos cuando
hablamos de ello, o cuando hablamos acerca de las personas resilientes y aunque
sea difícil de creer realmente tiene que ver con lo que muchas personas
desarrollan día a día sin darse cuenta; Del latín Resilio que significa saltar
hacia atrás, rebotar, volver atrás; es un término que comúnmente se usa en física
y lo retoma la psicología, ya que en física resiliencia se usa para describir
la capacidad que tiene un material de recobrar su forma original después de
haber sido sometido a altas presiones, aunque no es un término reconocido por
la Real Academia de la Lengua, si ha sido un término que ha sido empleado en
diversas disciplinas como la ecología, la ingeniería, el derecho, la psicología
en este caso lo define como la capacidad
de las personas o grupos a sobreponerse al dolor psicoafectivo, y así mismo a
su aptitud para continuar con su vida ante situaciones adversas, implica un
proceso dinámico en el cual la persona se sobrepone y se reconstruye a partir
del proceso critico o traumático; Al referirnos a una persona resiliente, no es
que este exenta de sentir dolor, malestar, tristeza, angustia o dificultad ante
la adversidad, implica más que el hecho de recuperarse de la situación adversa,
conllevando un crecimiento hacia algo diferente, no se puede volver al mismo
estado consiste en dar un salto más delante de lo que éramos antes de la crisis
o pérdida; es por esto que desde mi punto de vista, la resiliencia nos invita a
ver desde otro punto de vista aquello que sentimos que nos afecta, nos duele,
nos lastima, tomando tal vez esto como una pauta para crecer en todos los
niveles de la vida, es como diría aquella frase “resurgir de las cenizas como
el ave fénix”.
Tomaremos la resiliencia para dos
casos en específico la enfermedad y la pérdida.
En el caso de la enfermedad como
lo he dicho anteriormente, el tanatólogo puede ser de gran ayuda ya que será un
acompañante importante durante todo este largo camino, en el cual la finalidad
es que la persona viva y sienta estos últimos días, para lograr lo que se
denomina “el buen morir” pero ¿Cómo relacionamos esto con la resiliencia?, El
tanatólogo en este caso además de ayudar a sobrellevar la enfermedad como tal, puede mostrarnos como podemos hacer, para
resurgir aun ante esta situación adversa, es como alguna vez me dijeron durante
la enfermedad tienes dos caminos “Aprendes a vivir con la enfermedad” o “Vives
enfermo”, cuando recién se da un diagnóstico de esta magnitud es normal que la
persona se sienta incomoda, triste, vaya que lleve su proceso de duelo, pero
cuando ya ha aceptado esta condición
puede hacer algo más para que esto sirva como ejemplo para otras personas, he
ahí donde el tanatólogo puede guiarnos, cuando me refiero a vivir con la
enfermedad es porque existen personas que aun enfermas no dejan de realizar sus
actividades cotidianas o de sentir ganas de aprender cosas nuevas, esto sirve
como aliciente ya que puede ayudar a que la persona se sienta totalmente capaz
de luchar y vencer a la enfermedad aun con todos los pronósticos, aunque
también en este sentido la persona puede ayudar a otras personas, compartiendo
sus experiencias, haciendo nuevos amigos, tomando una actitud positiva ante
esta situación dolorosa lo cual ayudara que aquello negativo que se sintió al
principio ahora se transforme en un sentimiento tal vez de superación, donde la
persona sienta que ha encontrado una misión en la vida, un objetivo al cual
alcanzar; el vivir enfermo se resume fácilmente en dejar que la enfermedad te
consuma y se apodere de ti sin que tu siquiera hagas algo para defenderte de la
misma, es aceptable de igual manera;
Como tú quieras manejar o enfrentar la enfermedad está en tus manos, pero
recuerda que siempre ayuda más una buena actitud, no te des por vencido tan
fácilmente tu eres capaz de lograr todo aquello que te propongas y si hoy te
sientes derrotado ten por seguro que si sigues luchando poco a poco sentirás
como empiezas a resurgir y tomas nuevas energías. Un apoyo importante aquí
también será la familia y el medio social de la persona, ya que mientras más se motive las actitudes positivas la persona
se sentirá más capaz de hacer cosas y tomar a la enfermedad como dirían “por
los cuernos”, se sentirá valiente, amado, aceptado, apoyado, fuerte parte de la
resiliencia, de igual forma se contagiara a la familia/amigos y entre todos
podrán vivir con la enfermedad, haciendo frente a la adversidad.
En el caso de la pérdida, el
tanatólogo como ya lo he mencionado nos ayudara a llevar a cabo nuestro duelo
de una forma adecuada, cuando esto ha sucedido o durante el proceso es que
llega un momento en el que nosotros mismos sentimos la necesidad de salir
adelante, hacer cosas nuevas, conocer gente nueva, cuando llegamos a este punto
es cuando realmente estamos listos para resurgir a la vida, muchas veces
dependerá de cómo perdimos al ser amado para la forma en que ahora decidamos
enfrentar la vida, porque muchas veces esto motivara para hacer cambios o
acciones para vivir mejor, pero no solo nosotros muchas veces esto viene
acompañado con la motivación para hacer algo en pro de aquellas personas que se
encuentran afrontando lo mismo que en su momento nuestro ser amado vivió, es
aquí donde muchas personas parecen encontrar su misión de vida que es apoyando
y ayudando a dichas personas, compartiendo sus vivencias a las familias, para
que se concienticen acerca de lo importante que resulta para el enfermo el que
siempre se esté a su lado, en este caso el tanatólogo así como ha guiado el
proceso de duelo ahora nos ayudara y orientara para este nuevo camino aunque
claro llegara un momento en el que tendremos que hacerlo solos, bueno no tanto
porque al igual que con el enfermo el apoyo emocional de la familia, amigos
ayudara mucho para que la persona se sienta motivada a realizar lo que se ha
propuesto, llegar a esto cuesta a veces mucho trabajo porque la perdida duele
demasiado pero no es imposible llegar a este punto, donde otra vez la persona
se siente con ganas de vivir y afrontar la vida, es importante resaltar que
siempre la perdida vendrá acompañada de un crecimiento en todos los aspectos de
la persona, es por esto que es común ver que mucha gente cambie su perspectiva
de la vida y la muerte después de una pérdida, además de que se perciba como
alguien fuerte y capaz.
A manera de conclusión la
capacidad de ser resiliente está en todos, solo que algunos les cuesta trabajo
admitir que son capaces de salir abantes ante las situaciones complejas y
dolorosas de la vida, pero siempre que se tenga el apoyo adecuado es que se
descubren estas cualidades que nos ayudan a salir adelante, ser mejores
personas y afrontar mejor la vida.
Se
recomienda leer:
Resiliencia,
Gestión del Naufragio. Pilar Gómez- Acebo, Carlos Mur de Viu, Concepción Bravo,
Irene Navarro Álvarez, Editorial LID, 2013
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