Muchos de nosotros en algún momento hemos escuchado hablar del síndrome del
nido vació, para quienes no tienen muy claro este concepto; cuando hablamos de
este síndrome nos estamos refiriendo a el conjunto de sentimientos como
tristeza, nostalgia, soledad y en general desajuste emocional que viven los
padres cuando los hijos parten de casa.
Bajo una connotación más positiva nos referimos al síndrome del nido vació
como una etapa transitoria en la vida de todo adulto, sobre todo de los padres
que desarrollan lazos estrechos y afectivos con sus hijos.
En sociedades como la americana o la europea, el síndrome del nido vació se
vive de manera más inmediata ya que el cumplimiento de la mayoría de edad de
alguno de los hijos, supone una independencia y autonomía más que obvia, por lo
tanto, este periodo de cambio se vive de manera más natural.
En sociedades como la nuestra, la llegada de la mayoría de la edad por parte
de cada individuo también supone una llegada a la independencia y autonomía,
sin embargo los lazos afectivos que se forman y ese sentido de protección y
apoyo familiar hace que el síndrome de nido vació se alargue muchas veces a la
vida universitaria del individuo, o incluso después de esta en la etapa adulta.
En algunos sectores más conservadores de nuestra sociedad, la transición de
la vida adulta se da hasta e matrimonio, puesto que mientras no suceda esto ,al
hijo que siga viviendo dentro del seno familiar se sigue viendo como "hijo
de familia".
En muchas familias el síndrome del nido vació nunca llega realizarse del todo,
ya que la tendencia de formación de familias satélites alrededor de una nuclear
(familias satélites: familiar que se van constituyendo y formando alrededor de
una nuclear, hijos que viven alrededor de sus padres en el mismo terreno, casa
o en lugares cercanos) hace que el síndrome de nido vació sea inexistente o
pase de manera muy inadvertida.
Por lo tanto los hijos que inician una vida independiente paralela a sus
padres pueden sufrir un cambio difícil al igual que los padres.
Sin embargo como ha quedado claro en terapia familiar; el síndrome del nido
vaco es una oportunidad para el desarrollo de una vida de pareja libre de
responsabilidades y preocupaciones paternales, la puesta en marcha de
actividades u ocupaciones que fomenten la realización individual de cada padre
o el descubrimiento de nuevos talentos y capacidades.
También la vida en pareja puede volverse estrecha siempre y cuando esté
perfectamente constituida ya que también se sabe que una pareja con problemas
puede verse agregada ante la llegada de este síndrome.
Es importante resaltar que en nuestro país aún no hay una atención específica
para este síndrome, dejando a un lado los factores socioculturales que detectan
de manera "normal" este síndrome, también sabemos que el síndrome del
nido vació puede confundirse como depresión leve o moderada e incluso con
ciertos tipos de ansiedad y trastornos obsesivos.
Por lo tanto es importante fomentar una buena relación familiar que permita
poder tener una transición sana hacia la partida de los hijos, y la oportunidad
y apertura de los padres a poder iniciar una nueva etapa de autodescubrimiento,
realización y desarrollo personal)
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