“La muerte no
nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza
en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.”
FRANÇOIS MAURIAC. (Premio Nobel de Literatura 1952)
FRANÇOIS MAURIAC. (Premio Nobel de Literatura 1952)
En
la sociedad en la que vivimos se considera a la familia como la base de todas
las relaciones que el ser humano puede llegar a entablar, es por ello que
parece importante que ante una situación difícil, esta se una para sobrellevar
mejor lo que se está vivenciando, y una de las situaciones que por excelencia
pueden llegar a mostrar la unión o desunión de las familias, es cuando alguien de la misma se enferma esto
puede llevar a crisis y cambios importantes, todo dependerá de la gravedad del
enfermo, pero cuando se trata de un paciente terminal parece lamentablemente
aún más complicado, porque muchas veces esta responsabilidad de lidiar con el
enfermo y la enfermedad se deja en manos en el mejor de los casos del núcleo más
cercano o se puede llegar a recurrir a gente extraña que poco a poco se
encariña con el enfermo, pero ahora bien ¿Qué pasa cuando el paciente muere?
¿Qué pasa con la familia?
Cuando
llega la irreparable pérdida del paciente terminal, a pesar de quizá pensar que
la familia desde hace tiempo esta preparada para ello, no es así ya que
desencadena las mismas reacciones que aquellas que han recibido de forma
inesperada la pérdida, sin embargo y aunque triste es hasta ese momento, que se
concientizan acerca de la importancia que tiene estar con el enfermo, ayudarlo,
apoyarlo, escucharlo, acompañarlo, porque cuando esta responsabilidad se dejó
en manos de otras personas, es hasta este momento que inevitablemente viene la
culpa, el reproche, entre otras emociones y sentimientos negativos, aunque se
puede lidiar con ellos y hasta en cierta forma ayudar a que esto sane cuando se
lleva a cabo un duelo adecuado.
Cuando
se está vivenciando el duelo, se sugiere tiene tiempos estimados, pero desde mi
punto de vista también dependerá en como la familia a lo largo de su vida ha
afrontado pérdidas; como tanatólolgo al morir el paciente ahora la tarea es de
apoyar y acompañar a la familia para sobrellevar el duelo, muchas familias si
se acercan a pedir ayuda de forma casi
inmediata, pero muchas otras prefieren primero llevar la perdida entre ellos y
después con el tiempo acercarse a alguien para que los oriente, es importante
respetar las decisiones de cada familia; Debemos tomar en cuenta que para que el tanatólogo no solo es la
posibilidad de seguir ayudándolos, sino
también la posibilidad de que el mismo cierre su ciclo y pueda enfrentar su
duelo de forma adecuada.
A
continuación se enlistaran las etapas del duelo, esto se vivenciara de forma
individual, ya que dependerá del significado de la pérdida para cada miembro,
el cómo le afecte:
- NEGACION Y AISLAMIENTO. Esto se
produce como un mecanismo de defensa para enfrentar el shock de haber perdido
al ser amado, también en el caso del aislamiento puede darse debido a que la
persona siente que nadie entiende por lo que está pasando.
- RABIA.
Cuando ya no se puede negar la situación ahora viene el enojo, consigo
mismos, con los doctores, con las enfermeras y hasta con el paciente que acaba
de morir, ya que la familia se siente abandonada por el mismo.
- REGATEO. Durante este momento se busca
negociar, puede ser con el ser de su creencia en búsqueda de un milagro para
que la muerte solo sea quizá un mal sueño. Es aquí donde se promete ser alguien
bueno o cambiar algunos hábitos con tal
de que la persona reviva.
- DEPRESIÓN. Es en esta etapa donde se
empieza a comprender lo que ha sucedido, con sentimientos de tristeza, miedo e
incertidumbre, por lo que será la vida después de la muerte del ser amado, pero
también es aquí donde se puede dar un aislamiento social, en el cual se prohíbe
a los seres queridos o amigos que estén cerca, ya que muchas veces quieren
estar completamente solos.
- ACEPTACIÓN. Cuando el doliente acepta la pérdida, reflexiona sobre el sentido de la vida, así como también que se quiere de la vida a partir de ese momento, se aprende a vivir con ello y se renuevan las energías aceptando la compañía de los seres amados, además de en algunos casos emprender cosas nuevas a partir de esto.
Como se puede ver existen cosas
positivas que surgen a partir del duelo, es por ello que debemos permitirnos
vivenciarlo sin miedo, aunque es algo de forma individual al final esto, los terminara fortaleciendo como familia y les permitirá conocerse de forma más
amplia, enriqueciéndolos y dándoles un nuevo enfoque para la vida.
Se sugiere
leer: Déjalos ir con amor. La aceptación del duelo.
Dra. Nancy
O’Connor
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