lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Cómo fomentar habilidades sociales en mi familia? (parte 3: Control de emociones)


En esta tercera parte nos enfocaremos al control de emociones.

Para comenzar es importante delimitar que las emociones son naturales, todos los seres humanos experimentamos diferentes emociones a partir de algún suceso; que son necesarias ya que cumplen con una función, más adelante describiré más a fondo las principales; no existen emociones buenas y/o malas, aunque si hay clasificaciones que las consideran como positivas o negativas, pero esto no significa que sea malo experimentar alguna emoción; y lo más importante, para controlarlas hay que conocerlas, por eso el artículo de hoy se enfocará a conocerlas, para que a partir de esto poder actuar.

Como ya lo mencioné existen muchas clasificaciones de las emociones, para fines didácticos me enfocaré en sólo una clasificación, que considera que existen cinco emociones básicas, de las cuáles se derivan las demás, por ejemplo la ira  es un derivado del enojo, el temor es un derivado del miedo. Para su mayor retención, se ha creado incluso un acrónimo (juego de palabras o tipo de siglas que se pronuncia como una palabra) formando la palabra “MATEA”, estas cinco emociones son: Miedo, Alegría, Tristeza, Enojo y Afecto.

El Miedo surge cuando la persona está en peligro, o ve amenazada su integridad, exista o no un peligro real. Por ejemplo, cuando pasamos en la noche por una calle desconocida, surge la sensación de miedo, aún cuando no exista nadie que nos haga daño, el simple hecho de ser algo novedoso nos produce miedo. Por lo tanto el miedo nos ayuda a buscar la seguridad, que en este caso puede ser ubicar más fácilmente un lugar con mayor iluminación, o de manera corporal, debido a que nuestras piernas se vuelven más sensibles, correr en caso de que sea necesario.

La Alegría viene del latín alicer o alecris, que significa vivo, por lo tanto es una emoción que nos ayuda a sentirnos vivos o que nos enseña a disfrutar la vida. La alegría ayuda a contrarrestar otras emociones como la tristeza o el enojo. La alegría además fortalece nuestras defensas, ayuda al buen funcionamiento de nuestro cuerpo.

La Tristeza obedece a la necesidad de estar solo para encontrar la paz interna, muchas veces cuando nos ponemos tristes lo primero que hacemos es alejarnos de la gente, aunque después busquemos el consuelo de alguien, el dedicarnos un tiempo nos permite replantear nuestra vida, después de la tristeza, podemos afrontar nuevos retos con una nueva cara. Muchas ocasiones para disfrutar de la alegría es necesario conocer la tristeza.

El Enojo es quizá una de las emociones más complicadas de manejar, lo importante aquí es saber por qué surge el enojo. Éste surge cuando alguien ha invadido algo nuestro, o alguna situación se ha salido de control, por lo cual el enojo surge para satisfacer la necesidad de establecer (o restablecer) límites. De igual forma, el enojo produce en nuestro cuerpo que la sangre fluya más rápido, tensando los músculos, principalmente de la mano, permitiéndonos así tener fuerza para defendernos. Debemos recordar que si bien es  necesario expresar nuestras emociones y tenemos derecho de hacerlo, hay que procurar que al expresarlas no dañemos a nadie.


El Afecto nos permite que las relaciones (familiares, amistades, de pareja, etc.) sean más duraderas y más significativas, el afecto enriquece nuestro círculo social. Maslow (un teórico humanista) considera una necesidad el amor y la pertenencia; el afecto corresponde a esta necesidad.

Ahora que ya conoces las emociones básicas, y las razones por las cuáles surgen, te toca decidir ¿Qué cara usarás el día de hoy y para qué te beneficiará?


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