En artículos anteriores nos hemos enfocado a los estilos de comunicación (asertivo, pasivo y agresivo) y resolución de conflictos.
En esta tercera parte nos
enfocaremos al control de emociones.
Para comenzar es importante
delimitar que las emociones son naturales, todos los seres humanos
experimentamos diferentes emociones a partir de algún suceso; que son
necesarias ya que cumplen con una función, más adelante describiré más a fondo
las principales; no existen emociones buenas y/o malas, aunque si hay
clasificaciones que las consideran como positivas o negativas, pero esto no
significa que sea malo experimentar alguna emoción; y lo más importante, para
controlarlas hay que conocerlas, por eso el artículo de hoy se enfocará a
conocerlas, para que a partir de esto poder actuar.
Como ya lo mencioné existen
muchas clasificaciones de las emociones, para fines didácticos me enfocaré en
sólo una clasificación, que considera que existen cinco emociones básicas, de
las cuáles se derivan las demás, por ejemplo la ira es un derivado del enojo, el temor es un
derivado del miedo. Para su mayor retención, se ha creado incluso un acrónimo
(juego de palabras o tipo de siglas que se pronuncia como una palabra) formando
la palabra “MATEA”, estas cinco emociones son: Miedo, Alegría, Tristeza, Enojo
y Afecto.
El Miedo surge cuando la persona
está en peligro, o ve amenazada su integridad, exista o no un peligro real. Por
ejemplo, cuando pasamos en la noche por una calle desconocida, surge la
sensación de miedo, aún cuando no exista nadie que nos haga daño, el simple
hecho de ser algo novedoso nos produce miedo. Por lo tanto el miedo nos ayuda a
buscar la seguridad, que en este caso puede ser ubicar más fácilmente un lugar
con mayor iluminación, o de manera corporal, debido a que nuestras piernas se
vuelven más sensibles, correr en caso de que sea necesario.
La Alegría viene del latín alicer
o alecris, que significa vivo, por lo tanto es una emoción que nos ayuda a
sentirnos vivos o que nos enseña a disfrutar la vida. La alegría ayuda a
contrarrestar otras emociones como la tristeza o el enojo. La alegría además
fortalece nuestras defensas, ayuda al buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
La Tristeza obedece a la
necesidad de estar solo para encontrar la paz interna, muchas veces cuando nos
ponemos tristes lo primero que hacemos es alejarnos de la gente, aunque después
busquemos el consuelo de alguien, el dedicarnos un tiempo nos permite
replantear nuestra vida, después de la tristeza, podemos afrontar nuevos retos
con una nueva cara. Muchas ocasiones para disfrutar de la alegría es necesario
conocer la tristeza.
El Enojo es quizá una de las
emociones más complicadas de manejar, lo importante aquí es saber por qué surge
el enojo. Éste surge cuando alguien ha invadido algo nuestro, o alguna
situación se ha salido de control, por lo cual el enojo surge para satisfacer
la necesidad de establecer (o restablecer) límites. De igual forma, el enojo
produce en nuestro cuerpo que la sangre fluya más rápido, tensando los
músculos, principalmente de la mano, permitiéndonos así tener fuerza para
defendernos. Debemos recordar que si bien es
necesario expresar nuestras emociones y tenemos derecho de hacerlo, hay
que procurar que al expresarlas no dañemos a nadie.
El Afecto nos permite que las relaciones
(familiares, amistades, de pareja, etc.) sean más duraderas y más significativas,
el afecto enriquece nuestro círculo social. Maslow (un teórico humanista)
considera una necesidad el amor y la pertenencia; el afecto corresponde a esta
necesidad.
Ahora que ya conoces las emociones básicas, y las razones por las cuáles surgen, te toca decidir ¿Qué cara usarás el día de hoy y para qué te beneficiará?
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