viernes, 8 de agosto de 2014

ACOSO CALLEJERO :LO QUE HAY DETRÀS


Quise hablar de acoso callejero porque es un tema que me estaban pidiendo que se tratara, primeramente por ser un tema del que se habla poco y segundo por ser un tema que encuentra pocos espacios para ser discutido.
A muchas personas les parecerá un tema que solamente atañe dentro de ciertos círculos feministas o un tema inexistente o poco relevante en nuestra sociedad, sin embargo que se vive actualmente ante la tasa de feminicidios que se ha incrementado en nuestro país, es una realidad para muchas mujeres por cuestiones cotidianas tienen que transitar a diario en nuestra ciudad.

Primero determinemos que es el piropo, ya que este suele confundirse bastante con el acoso callejero y si bien en algunos casos tiene relación, no siempre ha sido utilizado en una connotación negativa. Haciendo una búsqueda por la web respecto al tema encontramos miles de páginas web dedicadas a alojar gran cantidad de “piropos”, todas estas páginas tienen como finalidad ser útiles a quienes buscan una herramienta de conquista romántica.
Hay pocas referencias en la web referente a la relación existente entre el piropo, la violencia y acoso callejero.
De acuerdo a la etiología griega la palabra piropo tiene origen en el término “pyropus” que a su vez tiene relación con el rojo fuego (pyro),los griegos al parecer utilizaban este término para acuñarlo a piedras preciosas que eran regaladas u obsequiadas a alguna persona con quien tenían un interés romántico.


Quizás recuerden que en la época de nuestros abuelos y padres era fundamental el proceso de “pretender “ a la persona amada ,era un proceso largo en el que el hombre jugaba el papel y tomaba la batuta de ser conquistador, mientras la mujer tomaba el rol pasivo de “dejarse conquistar” mediante detalles, halagos y por supuesto piropos.
En esa época la práctica de “piropear “ a alguien era comúnmente vista como algo normal y aceptado, sobre todo si la mujer era particularmente bella para los estándares de esa época; la época de oro del cine mexicano tiene claros ejemplos de este rito de conquista, era bien visto halagar a una mujer incluso desconocida pero con cierta mesura y respeto, siempre este ejercicio de halago era realizado por un hombre cercano hacia la mujer e incluso en algunas ocasiones era tomado como signo de caballerosidad y amabilidad..

Conforme pasaron los años, los ritos de conquista se fueron transformando; entramos en varias etapas en las cuales ya no se conjugaba el amor romántico las relaciones d pareja acortaban los rituales de conquista, esto resulto en parte positivo ya que también propiciaba que las mujeres tomaran la batuta de como querían iniciar una relación y con quien. Además de que eran participes activas del proceso de conquista.

A lo largo de estas décadas, la mujer ha ganado preponderancia y respeto en ciertas áreas en las que antes era comúnmente relegadas, una mujer que vive en la actualidad asumirá y llevara a cabo sus relaciones de pareja de manera más autónoma, ya no será el objeto pasivo de los rituales de conquista y tendrá más apertura a manifestar su sexualidad de manera más libre y abierta.

Con el paso de las décadas la apertura hacia la sexualidad humana es cada vez mayor, hay términos respecto a nuestra sexualidad que ya no son tabús, la educación sexual ha ganado terreno incluso en medios educativos y con carácter preventivo, la mujer ha tomado el control de cómo y hacia donde quiere llevar su sexualidad y sus relaciones de pareja.

A la par de esta revolución ,la vestimenta ha cambiado ,la gama y variedad de estilos que podemos elegir como mujeres son cada vez más amplios, la mesura es parte del pasado y la comodidad ha ganado terreno como parte de la moda, aun así nos encontramos con una mayor cantidad de trastornos alimenticios como la anorexia y bulimia esto se debe a que desafortunadamente el culto al cuerpo perfecto jamás va a pasar de moda, aun así también nos encontramos que hay mujeres más orgullosas y seguras del cuerpo que poseen y de la manera en que desean vestirse.

¿Por qué si como mujeres hemos ganado muchas batallas y hemos logrado igualdad en muchos aspectos de nuestra vida, seguimos siendo objeto de ataque y acoso en las calles?

Tomemos en cuenta que seguimos viviendo en una sociedad patriarcal, a pesar de los triunfos y derechos que hemos ganado como mujeres, seguimos viviendo en una sociedad con poca apertura hacia ciertos temas del plano sexual.
El cuerpo sigue siendo para muchos un símbolo demasiado sexualizado, hasta caer en el punto de la morbosidad, seguimos viendo al cuerpo humano como un objeto apegado al sexo.

Es importante entender que gran parte de la población de nuestro país es católica, la religión católica es una de las más conservadoras respecto a temas referentes a sexualidad, por lo que como sociedad seguimos teniendo problemas para ver un cuerpo desnudo sin darle una connotación pecaminosa o sensacionalista.

En algunas personas, al carecer del conocimiento adecuado sobre su sexualidad y quizás por prejuicios y tabús, el cuerpo humano se sigue viendo como objeto provocador y tendiente a ser sexualizado, no importa el momento y ocasión.
El simple hecho de ver o encontrase con la imagen de una mujer amamantado a un bebe sigue siendo un acontecimiento tabú para muchos aunque esto sea algo natural en una relación hijo-madre.

El humor doble-sentido también juega un papel importante en la idea que tenemos hacia la mujer como objeto sexualizado, la mayoría de las situaciones presentadas en el humor doble-sentido siguen poniendo a las mujeres en papeles poco preponderantes o hasta cierto punto denigrantes.

Por lo tanto el acoso callejero es producto de ese poco avance que tenemos como sociedad que tenemos referente a nuestras sexualidad, seguimos considerando que la mujer viste para “provocar” ,que el hombre posee de instintos sexuales agudos que le hacen imposible tener control hacia su deseo, el derecho de manifestar gusto o deseo hacia una persona es solo exclusivo del género masculino ya que es natural su búsqueda de presas sexuales de manera abierta, mientras nosotras como mujeres seguimos jugando el papel pasivo de recibir esta examen detenido sobre nuestro cuerpo de manera positiva, puesto que deseemos o no es algo “natural” o propio del sexo masculino.
El acoso callejero es la muestra más clara de violencia invisible, ya que estamos expresando una agresión directa hacia el espacio personal de una mujer en primera instancia y aún más gravemente estamos violentando su aspecto personal y su libertad de transitar libremente en la vía pública.


¿Cómo podemos acabar con el acoso callejero?

Es complicado puesto que es una práctica tan arraigada en nuestra sociedad; antes que nada la apertura y la educación sexual es importante.

Redefinir la masculinidad de un hombre no es fácil pues que está supeditada a la educación recibida en su seno familiar y cultura, no relacionada con su desempeño sexual o su dominio hacia el sexo opuesto, definir la masculinidad desde un aspecto de respeto hacia el sexo opuesto y de autoestima hacia sí mismo, una autoestima más relacionada con el valor como persona y no con el aspecto sexual. Romper roles y esquemas tradicionales que han resultado dañinos y desiguales para nuestra sociedad, fomentar la oportunidad de relacionarnos en un plano sexual libre de tabús e ideas erróneas y sobre todo aprender a entender que la calle o el espacio público no solo es de dominio para un sexo, tanto mujeres como hombres tenemos derecho a transitar de manera tranquila y libre.

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