martes, 28 de octubre de 2014

¿Cómo fomentar habilidades sociales en mi familia? (parte 1)


Cuando alguien tiene facilidad para realizar alguna situación específica, decimos que tiene talento o que tiene habilidad, por ejemplo dibujar, practicar algún deporte, tocar algún instrumento, es bien sabido que estas actividades no todos realizamos, pero todos podemos aprender. Es decir, todos podemos desarrollar habilidades, aunque existan personas que se les facilite más, hay habilidades con las que se nace y hay habilidades que se adquieren.

Las habilidades sociales son aquellas herramientas de las que nosotros nos podemos valer para mejorar nuestra convivencia social. Sabemos que en todo momento convivimos con diferentes personas: familia, compañeros, amistades, vecinos, e incluso desconocidos; por lo que es de suma importancia aprender a relacionarnos de manera adecuada.

Dentro de las habilidades sociales principales están: la asertividad, la resolución de conflictos, el control y manejo de emociones y los valores.

La asertividad consiste en comunicarnos de manera adecuada, muchas personas logran solucionar sus conflictos desde la comunicación. Hay tres principales estilos de comunicación: el estilo pasivo, el estilo agresivo y el estilo asertivo.

De manera general el estilo pasivo es cuando se acepta lo que los demás dicen permitiendo que impongan la voluntad de los demás sobre nosotros, es decir son personas que se callan, que no expresan lo que sienten o piensan.

Con respecto al estilo agresivo, son personas desafiantes, que siempre quieren tener la palabra, imponer su voluntad a los demás, desvalorizan la opinión de los demás, puede o no expresarse mediante groserías, gritos, o de manera muy sutil como el sarcasmo.

El estilo asertivo hace valer sus derechos, pero también los derechos de los demás, expresa su opinión pero también escucha y respeta las opiniones de los demás, expresa lo que siente y motiva a los demás a que lo hagan.

Estos estilos de comunicación pueden presentarse en todas las personas, en su mayoría prevalece uno, pero eso no significa que no tengamos de los tres, por ejemplo yo puedo ser asertivo con mi pareja, pero al momento de interactuar con mi madre responder pasivamente, o incluso cuando estoy de buenas ser asertivo, pero si estoy enojado responder agresivamente, hay muchas variantes que vivimos día con día, lo importante aquí es aprender a ser asertivos.

La habilidad para resolver conflictos puede desarrollarse a través de conocer de nuestro problema, llevarlo a un punto en el cual se sepa claramente cual es el problema, muchas veces vivimos diferentes problemas que intentamos resolver, pero son tantos que no resolvemos ni siquiera uno, por lo tanto es importante delimitar un solo problema, el que quizá sea más importante o que al resolverse ese problema se puedan resolver los demás, por ejemplo puede  suceder que existan problemas conyugales, que exista un descontrol en los hijos, que los hijos tengan calificaciones bajas, y que no haya buena comunicación entre padres e hijos, probablemente el problema de la comunicación origine todos los demás problemas, por lo tanto ya se está delimitando el problema. Posteriormente se pueden ver las posibilidades, que en este caso pueden ser dedicar un tiempo para platicar con la familia, que al momento de convivir se eviten aparatos electrónicos, practicar las habilidades sociales con la familia, acudir a terapia familiar, asistir a viajes (vacaciones familiares, excursiones escolares), reducir el tiempo del trabajo para pasar más tiempo, pedir asesorías para las materias donde se va mal; pueden salir un sinfín de posibilidades de las cuales se podrían elegir solo algunas, entre más posibilidades se piensen mayores serán las posibilidades de éxito, una vez que se tienen posibilidades se evalúan las que podrían causar mayor impacto, preferentemente si se es un problema familiar lo ideal es que participen todos los miembros en este proceso, si es un problema individual se puede considerar la opinión de los demás, pero lo más importante es lo que a la familia o al miembro de la familia le haga mayor interés. Una vez que se eligen la(s) mejor(es) alternativa(s) lo único que falta es atrevernos a implementarlas, no tenemos nada que perder y mucho que ganar.


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